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Camino de Santiago: Consejos para el peregrino


Camino de Santiago: Consejos para el peregrino

El Camino de Santiago recibe todos los años a miles de peregrinos de todo el mundo. Si has pensado en hacerlo, debes tener en cuenta ciertos consejos que no puedes pasar por alto  para evitar problemas e imprevistos innecesarios.

Son  muchos los aspectos que no puedes descuidar antes de comenzar el Camino de Santiago. A continuación te damos las pautas que no puedes perder de vista.

Planifica tu Camino

Antes de comenzar la primera etapa, debes haber planeado el camino que vas a hacer, ya que su salida existe desde varios puntos, las etapas que vas a realizar y los días de los que dispones. Debes ser realista y no proponerte etapas cuyos kilómetros te sean imposibles hacerlos de una sentada. El Camino de Santiago no consiste sólo en andar, sino en visitar pueblos y vivir costumbres y tradiciones de cada lugar. De antemano, busca albergues donde te puedas hospedar, así como restaurantes.

Preparación física

Antes de comenzar el Camino de Santiago, debes haber preparado tu cuerpo para evitar posibles lesiones. Como consejo, te diremos que te habitues a hacer senderismo, o al menos, a hacer ejercicio de manera regular y sobre todo, gradual. Los esguinces son uno de los peores males del Camino de Santiago. Y es que, 800 km no se los hace cualquiera que no esté medianamente preparado.

Usa calzado adecuado

Ten en cuenta que no vale cualquier calzado para realizar el Camino de Santiago. El peregrino recorre caminos con piedras y tierra, asfalto, suelos arcillosos… Además, el pie sufre el típico recalentamiento y las ampollas se hacen inevitables. Debe ser cómodo y flexible. Estas características las reúnen las zapatillas de trekking, pregunta en una tienda especializada. No te olvides que debe ser un calzado que transpire pero que al mismo tiempo sea impermeable, ya que no podemos controlar el tiempo.

La mochila es fundamental

Como todo, siempre es mejor llevar una que sea para eso. El peso debería oscilar entre los 40 y 50 litros, y nunca debería superar el 10% del peso del peregrino. No te olvides de llevar tiritas, tobilleras, rodilleras y agua. Pero también, un saco de dormir, ropa cómoda, una linterna, un sombrero, crema protectora para el sol y los documentos indispensables como el DNI, tarjeta sanitaria y demás.