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Un cocktail llamado Estambul


Un cocktail llamado Estambul

Estambul es uno de esos lugares que no deja indiferente a nadie, cualquiera que tenga un mínimo interés en viajar y conocer otras culturas, alguna vez ha pensado en hacer una visita a esta maravillosa ciudad de identidad ambigua. Y digo ambigua, porque desde que pones un pie en Estambul percibes un ambiente que nos resulta familiar en cuanto a occidentales, y otro bien diferente que podría hacer pensar a longitudes mucho más orientales.

Estambul Santa Sofía

Fuente: Carlos Martínez

Se percibe claramente que nos encontramos en un país de mayoría musulmana (un 96%), aunque irónicamente se considere un país laico sin ninguna religión oficial. Sin embargo esta certeza en ningún momento llega a ser apabullante o asfixiante, sino todo lo contrario, da la sensación de convivir con el resto de aspectos de la sociedad con una naturalidad, en mi humilde opinión, envidiable para muchos otros países que comparten su credo.

Estambul población

Fuente: Carlos Martínez

En Estambul te encuentras a gente que libremente elige con qué nivel de intensidad vivir su fe, y esto se ve externalizado, permitiendo la normal convivencia por ejemplo entre chicas con hiyab, y otras con minifalda. Que esto sea sostenible o una frágil utopía amenazada por las corrientes más extremistas del Islam, solo el tiempo lo dirá.

Estambul vistas

Fuente: Carlos Martínez

Esta dualidad se traslada al plano geográfico con un simbolismo evocador, con el estrecho del Bósforo, que une el mar de Mármara con el Mar Negro, y que sobre todo, separa Europa de Asia.  Es imposible no dejarse llevar por la imaginación y pensar en las múltiples batallas y disputas que se han producido en esta tierra, la antigua Bizancio la cual a lo largo de la historia, ha estado en manos de los persas, espartanos, atenienses, macedonios (con Alejandro Magno a la cabeza), los celtas, los romanos, bizantinos y otomanos, hasta la caída de Constantinopla cuya trascendencia marcó el final de la edad media.

Estambul vistas atardeciendo

Fuente: Carlos Martínez

Atravesar el estrecho en barco mientras el rojizo atardecer cae sobre las mezquitas como fuego incandescente, con el eco del Ezan (las llamadas a la oración en árabe) de fondo y las gaviotas inundando el paisaje, es uno de los momentos más espectaculares que he vivido en mucho tiempo.

Estambul puesta de sol

Fuente: Carlos Martínez

La comida es muy buena, las carnes a la brasa, los dulces con mucha miel y frutos secos, su fuerte té (que beben a todas horas), sus shishas, y cómo no, sus kebaps (de muchos más tipos que los que conocemos). La gente es muy amable, aunque muy pocos hablan inglés así que hay que echarle cara y ejercitar el lenguaje corporal.

Estambul y sus calles

Fuente: Carlos Martínez

Experiencias obligatorias, un paseo por el gran bazar, comer un pescado a la parrilla en el mercado del pescado de Beyoğlu, y probar el lokum, un delicioso dulce gelatinoso con frutos secos.

Estambul anocheciendo

Fuente: Carlos Martínez

Fuente Foto – Carlos Martínez